posa tus lábios en las cánulas como hace el dios que llora en tus armarios, el que habla entre uñas amarillas; silba en las cánulas del sufrimiento y, en la pureza de las horas vacías, recuerda la torunda de tu padre, la soledad de las palomas extraviadas en la eternidad,
libro del frío. aún. antonio gamoneda
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